martes, 28 de enero de 2014

Onetti, cafes tinta, ciudades viejas


Las cosas que Onetti nunca dice.
Las marcas de sus dedos entintados sobre las hojas
Los grises y ocres que pintan sus relatos.
 Grises de ciudades jóvenes pero viejas
De pueblos pujantes pero lentos, exasperantes,
Ramblas siempre sombrías
Cielos plomizos, ahogando horizontes
Y cigarrillos negros, cafes tinta
En bares de rincones oscuros, herméticos
Y vidrieras por donde desfilan sus personajes
Donde los va sujetando con nudos de tinta y nostalgia de música ciudadana
Vicios de periodista anquilosado a la maquina
Sordo al teclear ensimismado en sus tristezas.
Cuantas noches encerrado bajo el techo de una pieza
Viendo avanzar las manchas de humedad
Y el tacho rebalsando de bollos de papel,
Y ceniceros colmados, y tazas abandonadas con cadáveres secos de café
Toda una liturgia que nace de ese moho
Y que muere en la ribera de cualquiera de sus costas
Para volver a nacer de madres abandonicas,

De Buenos Aires, de Montevideo.