Dulce el rio,
sus aguas tibias bajan llevandose al cielo claro
que arriba aparenta quietud,
cuando aqui abajo todo se mueve
lento, cansino pero constante.
Y son sus aguas nuevamente, pienso,
las que me trajeron hasta aca
a orillas de este dulce manso Santiago.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario